La Stasi es el nombre con el que coloquialmente se conoce al Ministerium für Staastssicherheit (Ministerio para la Seguridad del Estado). Fue fundada el 8 de febrero de 1950 para actuar como la policía secreta y la inteligencia en la República Democrática Alemana (RDA), tanto dentro como fuera de ella. Sus fundadores la consideraban como “el escudo y la espada del Partido Comunista”. La sede se estableció en Berlín Oriental. Esta institución contó también con numerosas cárceles en las que tuvieron lugar todo tipo de torturas.
El primer jefe de la Stasi fue Wilhem Zaisser, sustituido tres años más tarde por Ernst Wollweber. A este último le sucedió en 1957 Erich Mielke, después de tener confrontaciones con Walter Ulbricht y Erich Honecker. Sin embargo, el miembro más conocido de todos es Markus Wolf “el hombre sin rostro”, quien en 1957 fue nombrado director del departamento exterior de la Stasi o HVA (Hauptverwaltung Aufklärung). Entre sus actividades destacan el hecho de que introdujera espías dentro de los círculos más importantes de la RFA, como son la política y el mundo empresarial. Antes de morir escribió un libro con sus memorias, donde defendía todo lo que había hecho como miembro de la Stasi. En 1986 Wolf se jubiló y le sustituyó Werner Grossmann. El último dirigente antes de que la RDA y la Stasi se disolvieran en 1989 fue Rudi Mittig, año en que la Stasi pasó a llamarse Oficina para la Seguridad Nacional.
Esta Institución contó con 91.000 espías bajo su servicio y 300.000 informantes civiles, los cuales eran ciudadanos corrientes, colaboradores de la Stasi, que se dedicaban a espiar a sus vecinos, familiares y demás conocidos para más tarde elaborar un informe detallado sobre todo lo que hacían, pues les creían opuestos al régimen existente. En aquellos años, la RDA contaba con 16 millones de ciudadanos, de los cuales 6 millones fueron espiados, pinchándoles el teléfono o poniéndoles micrófonos en sus casas. En 1989 muchos archivos fueron destruidos por los miembros de la Stasi antes de su disolución; sin embargo, muchos otros se han recuperado y conservado, y hoy día están a disposición de todo aquel ciudadano espiado en la época para que pueda leer su informe.
Sin embargo, la Stasi no sólo se dedicó a espiar a sus ciudadanos, sino que también cometió abusos de los derechos civiles y humanos, ya que espió a otras naciones, entrenó a numerosos terroristas internacionales, cometió asesinatos, secuestros, chantajes y fraudes electorales, entre muchas otras actuaciones.
El primer jefe de la Stasi fue Wilhem Zaisser, sustituido tres años más tarde por Ernst Wollweber. A este último le sucedió en 1957 Erich Mielke, después de tener confrontaciones con Walter Ulbricht y Erich Honecker. Sin embargo, el miembro más conocido de todos es Markus Wolf “el hombre sin rostro”, quien en 1957 fue nombrado director del departamento exterior de la Stasi o HVA (Hauptverwaltung Aufklärung). Entre sus actividades destacan el hecho de que introdujera espías dentro de los círculos más importantes de la RFA, como son la política y el mundo empresarial. Antes de morir escribió un libro con sus memorias, donde defendía todo lo que había hecho como miembro de la Stasi. En 1986 Wolf se jubiló y le sustituyó Werner Grossmann. El último dirigente antes de que la RDA y la Stasi se disolvieran en 1989 fue Rudi Mittig, año en que la Stasi pasó a llamarse Oficina para la Seguridad Nacional.
Esta Institución contó con 91.000 espías bajo su servicio y 300.000 informantes civiles, los cuales eran ciudadanos corrientes, colaboradores de la Stasi, que se dedicaban a espiar a sus vecinos, familiares y demás conocidos para más tarde elaborar un informe detallado sobre todo lo que hacían, pues les creían opuestos al régimen existente. En aquellos años, la RDA contaba con 16 millones de ciudadanos, de los cuales 6 millones fueron espiados, pinchándoles el teléfono o poniéndoles micrófonos en sus casas. En 1989 muchos archivos fueron destruidos por los miembros de la Stasi antes de su disolución; sin embargo, muchos otros se han recuperado y conservado, y hoy día están a disposición de todo aquel ciudadano espiado en la época para que pueda leer su informe.
Sin embargo, la Stasi no sólo se dedicó a espiar a sus ciudadanos, sino que también cometió abusos de los derechos civiles y humanos, ya que espió a otras naciones, entrenó a numerosos terroristas internacionales, cometió asesinatos, secuestros, chantajes y fraudes electorales, entre muchas otras actuaciones.
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